Quiero aclarar que la incorporación de determinados actos u objetos, o bien, juegos, siempre y cuando haya un acuerdo y no sea la única forma de excitación, no es un trastorno sexual. Definitivamente, incorporar ciertos azotes, pellizcos o mordiscos inofensivos, no te convierte en una persona sádica. El juego amoroso admite caricias “calientes”, siempre y cuando no afecten la integridad emocional, física o psicológica de nuestra pareja.
Los trastornos sexuales se clasifican en tres grupos
- Trastornos de la identidad sexual,
- Parafilias, y
- Disfunciones sexuales.
Las parafilias son trastornos sexuales cuya característica principal es la elección de un objeto sexual distinto de la pareja, o a través de una práctica sexual distinta del coito, como única forma de excitación y satisfacción sexual. Sin embargo muchas personas “simulan” tener una vida sexual “normal” pero tienen una vida paralela parafílica.
La mayoría de las parafilias se presentan en el sexo masculino. La aparición de estas manifestaciones en el sexo femenino es muy poco frecuente.
Las parafilias ameritan tratamiento psiquiátrico y psicológico. Hoy abordaré una parafilia llamada sadismo. El sadismo es una práctica que en general va acompañada del masoquismo. Esta práctica la realizan muchas parejas, y no existe ningún problema, siempre y cuando quede claro que son solo roles, juegos sexuales, y que ambas personas asuman el papel erótico que juegan, sin hacer nada que el otro rechace.
En el sadismo sexual la persona experimenta gran placer sexual y excitación al agredir, someter y ocasionarle a su pareja sufrimiento físico o psicológico.
Por lo general, los parafílicos no experimentan su conducta como patológica, considerando que su problema es la "incomprensión" de los demás. Otros experimentan sentimientos de vergüenza y culpa y presentan sintomatología ansiosa y depresiva asociada. A menudo los parafílicos presentan disfunciones psicosexuales y es frecuente hallar entre ellos marcada inmadurez emocional. Son también comunes los problemas conyugales, de adaptación social y aquellos de naturaleza legal.
Lo esencial aquí es la imposición de sufrimiento físico o mental (real, no simulado) a otra persona con el propósito de obtener la excitación sexual. La pareja del sujeto sádico puede consentir o no este trato. En el segundo caso, la actividad sádica puede determinar problemas legales. En casos severos los sujetos llegan a violar, torturar o matar a sus víctimas.
Existen diferentes grados de sadismo. Está quien posee fantasías de ser quien controla una relación sexual agrediendo y lastimando a su pareja pero en la realidad no la lleva a cabo. Otros pueden atar las muñecas de su compañero a la cama. Los insultos y humillaciones forman parte del sadismo verbal y psicológico.
Otros grados implican quemar con las colillas del cigarrillo, intentos de estrangulación, la violación con penetraciones anales y vaginales violentas; a veces basta con ver sufrir, disfrutar su dominio total sobre su compañero/a. Un cierto monto de agresividad forma parte de las actividades sexuales normales, pero en el sadismo sexual esta agresividad es excesiva y responde a otras causas. A falta de estímulos de ver sufrir o agonizar, el sádico sexual puede tener disfunciones sexuales como la falta de erección, lo cual genera mayor agresividad.
Existe una frontera en la cual, al menos los expertos, separan el placer que puede producir la crueldad en un individuo perverso, y el individuo sádico. Los psicópatas se diferencian de los sádicos en que, aunque un psicópata no tiene ningún inconveniente en causar daño a los demás y no siente remordimiento tras hacerlo, no necesariamente obtiene placer con ello, sino que lo hace porque lo considera el modo más rápido y fácil de obtener lo que desea en cada momento y además se mueve de maneara impulsiva. Los narcisistas hacen daño a los demás cuando se sienten amenazados o su orgullo está herido. Los maquiavélicos son calculadores que solo causan daño a los demás si las ventajas de hacerlo superan claramente a las desventajas y están bastante seguros de no ser castigados. Los sádicos, por el contrario, son los únicos que se implicarían en un acto de crueldad aunque no obtengan ningún beneficio (más que el placer de hacer daño) y tengan que trabajar y esforzarse para poder causar daño.
Por tanto, los sádicos realmente obtienen placer del hecho mismo de hacer sufrir a otro, buscan activamente la oportunidad para hacerlo y no les importa esforzarse para lograrlo; esto hace que el sadismo sea más peligroso que cualquiera de los otros tres rasgos de personalidad.
El sadismo sexual viene acompañado del concepto de masoquismo sexual. Para que exista un sádico, en muchos casos, es necesario de un masoquista que cumpla su función para poder satisfacerlo sexualmente Los actos sádicos suelen ir aumentando con el paso del tiempo, llegando a ser potencialmente graves.
Estos trastornos psicosexuales dificultan seriamente la capacidad de llevar adelante una actividad sexual afectiva recíproca. Generalmente, las parejas sexuales de las personas que padecen alguna parafilia y no están consintiendo esta práctica, suelen sentirse como objetos, elementos sin importancia e innecesarios en la relación sexual.
El sadismo sexual psicológico es más difícil de aceptar, enfrentar y tratar ya que la pareja del sádico psicológico siente que culpa, siente que no lo comprende, que el otro tiene la razón y simplemente que no sirve para absolutamente nada, ni siquiera para hacer el amor.
Una vida activa sexual sana implica goce, disfrute, placer tanto de uno como del otro sin que esto implique ningún daño a las partes.
Abrí los ojos, tenés derecho a una vida sexual sin violencia. Ante actos repetitivos de este estilo, CONSULTÁ. No te quedes callado…..
Nos leemos, Buena semana, María